viernes, 20 de febrero de 2009

Cuentos en verso para niños perversos VI: Juanito y las habichuelas Magicas

La ultima... T.T

me apena que no halla mas cuentos en verso para niños perversos... pero me alegra haber podido compartirlos con ustedes...

Juanito Y las Habichuelas Mágicas






La madre de Juan dijo: Se acabó

No queda un chavo en casa... Y digo yo

que en el mercado, echándole tupé,

podrás vender la vaca, conque ve

y cuenta allí lo sana que es la Juana,

aunque tú y yo sepamos que es anciana



Se fue Juan con la vaca y volvió luego

diciendo: ¡Madre, cómo les di el pego!

Jamás habrá un negocio tan redondo

como el que hizo tu Juan . ¡Mira el sabiondo!



Seguro que tu trato es un desastre

y que te ha dado el timo algún pillastre ... .

Mas cuando Juan, con gesto artero y pillo,

extrajo una habichuela del bolsillo

su madre saltó un cuádruplo mortal,

se puso azul y le gritó: ¡Animal!

¿Te has vuelto loco? Dime, tarambana,

¿te han dado una habichuela por la Juana?

¡Te mato! , y tiró al huerto la habichuela,

agarró a Juan y le atizó candela

con la mangueta de la aspiradora

zurrándole lo menos media hora.



A las diez de la noche, sin embargo,

la alubia empezó a echar un tallo largo,

tan largo que la punta se perdía

entre las nubes cuando llegó el día.




Juanito gritó: ¡Madre, echa un vistazo

y dime si ayer no hice un negociazo! .


La madre dijo: ¡Calla, pasmarote!

¿Acaso da habichuelas ese brote

que pueda yo meter en el puchero?

¡No agotes mi paciencia, majadero! .

¡Por Dios, mamá, que no hablo de semillas!

¿No ves que es de oro? ¡Mira cómo brilla! .



¡Cuánta razón tenía el rapazuelo!

Allá afuera, estirándose hasta el cielo,

brillaba una alta torre de hojas de oro

más imponente que el mayor tesoro.

La madre de Juanito, espeluznada,

pegó otro brinco y dijo: ¡Qué burrada!

Hoy mismo compro un Rolls, me voy a Ibiza

y abro una cuenta en una banca suiza.



¡Vamos, mastuerzo, tráeme las que puedas

y las que no sean de oro te las quedas! .



Y Juan, sin atreverse a vacilar,

trepó por la habichuela sin tardar,

ganando altura ‑no preguntéis cuánta

hasta alcanzar la punta de la planta.



Más una vez allí ocurrió una cosa

de lo más espantable y horrorosa:

se levantó un estruendo tremebundo

como si se acercara el fin del mundo

y dijo una voz terrible y muy cercana :

iiESTOY OLIENDO A CARNE HUMANA! .



Juanito se dio un susto de caballo

y sin pensarlo más bajó del tallo.

¡Ay, madre!, si lo sé yo no te escucho,

que arriba hay un señor que grita mucho,

que yo lo he visto, y me parece injusto

subir y que me peguen otro susto...

Es un gigante. Y anda bien de olfato .

¡Qué tonterías dices, mentecato! .

Me olió sin verme, madre, te lo juro.

Es un gigante enorme, estoy seguro ... .



Naturalmente que te olió, marrano,

que no te duchas más que en el verano

y apestas como un chivo y no obedeces

por más que te lo mande cien mil veces... .



Juan respondió: Mamá, ¿por qué no subes,

ya que eres tan valiente, hasta las nubes

tú misma? , y ella dijo: ¡Desde luego!

Yo sin luchar a tope no me entrego .



Se arremangó las faldas y de un salto

tomó la enorme planta por asalto

se perdió en sus hojas, mientras Juan

dudaba del buen éxito del plan,

temiendo que el tufillo mareante

de su mamá enfadara a aquel gigante.



Mirando arriba estaba... hasta que un ruido

que no esperaba, más bien un chasquido

terrible, y una voz desde la altura

llegaron a su oído: iESTABA DURA Y

LE SOBRABAN HUESOS, PERO AL MENOS

LOS DOS MUSLITOS ME HAN SABIDO BUENOS>.

¡Atiza! ‑exclamó Juan‑. ¡Ese chiflado

se merendó a mi madre de un bocado!

‑‑Olfateó‑ ya lo decía yo.

ese tufillo horrible ... . Y contempló

la inmensa planta de oro: ¡Mala suerte!

Tendré que enjabonarme y frotar fuerte

para poder pasar por inodoro

si quiero reincidir en lo del oro .



Conque se dirigió al cuarto de baño

por la primera vez en aquel año,

gastó siete champús, doce jabones

y se llenó los pelos de lociones,

se cepilló las muelas y los dientes

y se dejó las uñas relucientes.



Volvió luego a la planta nuestro chico

y allí arriba seguía, hecho un borrico,

sorbiéndose los mocos y escupiendo,

nuestro gigante bárbaro y horrendo:

¡¡NO ESTOY OLIENDO A NADA POR AHORA!! ,

gruñia sordamente. Varias horas

esperó Juan. Por fin cayó dormido

el monstruo, y el muchacho,sin un ruido,

hizo cosecha de oro a troche y moche

y durmió billonario aquella noche.



Bañarse ‑‑dijo‑ es algo muy seguro.

Me daré un baño al mes en el futuro .


Ya saben a Bañarse para que no los coman los gigantes... XDDD


Kisses


Mhax




***How lucky I am!!***


1 post:

Anónimo dijo...

jajajajaja
pobre madre

 
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